viernes, 10 de abril de 2009

Amadori, Luis César

Seudónimos: Gabriel Peña - Luis Martín de San Vicente
Nacimiento: 28 de mayo de 1902, Lugar: Pescara, Abruzzo, Italia
Fallecido: 5 de junio de 1977 , Lugar: Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Se lo cita como un brillante director de cine (sobre todo por esa joya de la filmografía argentina que es Dios se lo pague, estrenada en 1948) y como el letrista de varios tangos de constante vigencia (Madreselva, Confesión, Ventanita florida, Rencor…). Pero cualquier resumen pecaría de solapado: Amadori dejó, en más de cuarenta de años de actividad como hombre de teatro, cine y música popular, una enorme producción digna de ser revisada. A comienzos de la década del 20, mientras cursaba sus estudios en la Facultad de Medicina (que no concluyó) hizo entregas de artículos periodísticos y cubrió algunos reportajes para la sección de espectáculos del diario Última hora y de la revista Caras y Caretas. Haber frecuentado actores y directores de teatro lo animó a escribir sus propias piezas, empezando simplemente con la adaptación de Un buen muchacho, junto a Ivo Pelay (1927). Desde entonces produjo innumerables obras, y con el tiempo llegaría a ser director del Teatro Nacional Cervantes y propietario del célebre Maipo. Ya por entonces había escrito varios tangos, siendo el primero Felisa Tolosa (con I. Pelay y R. de los Hoyos), y enseguida el exitoso Portero suba y diga (con E. de Labar). Gracias a la experiencia otorgada por el teatro accedió a la cinematografía, como director y guionista; en este medio alcanzó su mejor punto de expresión, con películas de excelente factura en la que participaron las grandes estrellas de la actuación y el canto: entre otras, fue el realizador de Puerto nuevo (1936), El pobre Pérez (1937), Maestro Levita (1938), El canillita y la dama (1938), Madreselva (1938), Caminito de gloria (1939), El haragán de la familia (1940), Hay que educar a Niní (1940), Napoleón (1941), La canción de los barrios (1941), Orquesta de señoritas (1941), El profesor Cero (1942), Bajó un ángel del cielo (1942), Luisito (1943), Carmen (1943), Madame Sans Gene (1945), Santa Cándida (1945), Mosquita muerta (1946), Albéniz (1947), Una mujer sin cabeza (1947), Dios se lo pague (que fue invitada a participar de los premios Oscar, en Hollywood, en 1948), Don Juan Tenorio (1949), Juan Globo (1949), Almafuerte (1949), Nacha Regules (1950), Me casé con una estrella (1951), La de los ojos color del tiempo (1952), La pasión desnuda (1953), El grito sagrado (1954), El barro humano (1955). La gran mayoría de estos títulos son hoy fundamentales dentro de la filmografía nacional y algunos, como Carmen, Dios se lo pague y El grito sagrado, fueron superproducciones en donde demostró una gran pericia técnica, narrativa y de dirección actoral. También dirigió los cortometrajes Soñemos (1951) y Eva Perón inmortal (1952). Firmó algunas de sus guiones y notas periodísticas como "Gabriel Peña", "Leo Carter" o "Luis Martín de San Vicente". Por su adhesión al justicialismo, la dictadura que derrocó al gobierno de Juan D. Perón lo encarceló por unos días, tras los cuales decidió exiliarse marchando a España y México, países en donde continuó haciendo cine. Su esposa fue la actriz Zully Moreno, a quien hizo lucir en algunos de sus films más logrados. Fue un infatigable autor de letras para tango y otras canciones, a menudo incluidas en sus obras de teatro y en sus películas. Además de las ya mencionadas Felisa Tolosa y Portero suba y diga, las más famosas fueron Alma de Bandoneón, Cobardía, Como las flores, Como te quiero, Compañera, Confesión, Desencanto, El anillo de oro, Envidia, Eternamente, Fondín de Pedro Mendoza, Juramento, Madreselva, Olvido, Qué le importa al mundo, ¿Quién hubiera dicho?, Quisiera amarte menos, Rencor, Serenata, Tormento, ¿Vendrás alguna vez?, Ventanita florida, Yo también soñé; grabadas por los más valiosos intérpretes. Para las músicas o colaborando a la par suya en las letras, contó con Discépolo, Canaro, Rubistein, Charlo, Delfino, Malerba y otros. Pero Amadori escribió muchísimo más, y dejó un sinnúmero de temas, hoy olvidados, en todos los ritmos. Desde los mismos títulos se percibe su afán de cambiar acorde a lo que estuviera de moda en el momento; por ello, codeándose con las obras maestras citadas, en su haber como autor se cuentan también canciones como A Berlín: hay berlineses, A dubli-dubli, A mí me gusta el sexo, Abanicos de gallina, Al amigo Bacharach, Amor enjaulado, Antes de la milonga, Aquel clavel de tu reja, Argentina salute malambo, Así bailan los judíos, Aspettando che spiova (Mientras cae la lluvia), Bailando tango y olé, Bajo las lluvia nos conocimos, Balada para un cornudo, Bárbaro, Barrilete a las alturas, Batucada para cinco pobres, Beat manía, Bienvenida Rosita, Blues blues bluesísimo, Boulin boulin, Brasil brasilero lero, Cabaret, Can Con Chim, Canción de Navidad, Canto cantito cantoto, Chistoso, Chulón, Come colombi (Como palomos), Con el alba te perdí, Conejo con tres patas, Cuando bailo el blues, Cuando la luna va en bicicleta, De paso por la luna, Detrás de las tristezas, Dicen que soy, El baile psicodélico, La extraña de bikini rosa, Psicodelicus, Tarta Tartaruga, y un más que extenso etcétera.

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