domingo, 17 de mayo de 2009









Los tallos amargos (1956)
Dirección: Fernando Ayala
Guión: Sergio Leonardo según la novela de Adolfo Jasca
Argentina - Duración: 90 minutos - Blanco & Negro
Fecha de Estreno: 21 de junio de 1956
Premio Cóndor de Plata (1957): mejor película.
Intérpretes: Carlos Cores, Aída Luz, Julia Sandoval, Vassili Lambrinos, Bernardo Perrone, Virginia Romay, Gilda Lousek, Pablo Moret, Alfonso Pisano, Jorge Villoldo, Jorge Hilton, Otto Weber, Carmen Giménez, Adolfo Linvel.

Equipo Técnico
Producción: Héctor Olivera y Fernando Ayala
Ate- de Dirección: Rubén W. Cavallotti
Fotografía: Ricardo Younis
Cámara: Pedro Marzialetti
Montaje: Gerardo Rinaldi y Antonio Ripoll
Música: Ástor Piazzolla
Maquillaje: Orlando Viloni y Jorge Bruno
Escenografía: Mario Vanarelli y Germen Gelpi

Fernando Ayala: Gualeguay, 2 de julio de 1920 - Buenos Aires, 11 de septiembre de 1997.
Director, guionista y productor de cine argentino. Fue Presidente fundador de Aries Cinematográfica Argentina desde el año 1956 hasta el 1995. Recibió el Premio Konex en 1981 y 1991
Los tallos amargos: Fotografía: entre las mejores de la historia
En el año 2000, la revista American Cinematographer, reconocida como la mejor en materia de fotografía de cine, realizó una encuesta que reconoció a Los tallos amargos como uno de los mejores trabajos de fotografía cinematográfica de la historia, ubicándola en el puesto Nº 49. El reconocimiento recae especialmente sobre Ricardo Younis, encargado directo de la misma.
Younis había estudiado fotografía con Gregg Toland, quien fue considerado por la misma encuesta como autor de la mejor fotografía cinematográfica de la historia, en El ciudadano (1943), con dirección de Orson Welles.

Comentarios de “Los Tallos Amargos” Publicado 1n 1956:

Fernando Ayala: Con esta película trataré de responder a las generosas apreciaciones con que se recibió mi primer trabajo de dirección. La empresa me ha dado libertad de acción, lo cual me permite mucha desenvoltura. Creo de “Los Tallos Amargos” es una novela con posibilidades cinematográficas visibles, aunque tiene detalles difíciles de trasladar. El gran problema aquí reside en como manifestar visualmnte la intensa vida interior del personaje central.
En su resolución la labor de Sergio Leonardo y la mía han tropezado con algunos escollos que tratamos de salvar sin excesivo menoscabo de lo cinematográfico. Hay, inevitablemente algunos monólogos interiores que describen la psicología del protagonista y los motivos de su conducta, compensados por un tratamiento visual que intenta también esa descripción a través de la imagen. El uso de una fotografía de profundidad, con planos escalonados en perspectiva y a veces de angulación máxima, es un medio que he buscado no con un fin arbitrario o preciosista, sino con el fin señalado de expresar una situación y una personalidad singular, de relieves peculiares.
En fin, todo esto es lo que intentamos. La labor no es nada fácil, y en esta segunda película mía mi responsabilidad es bastante grande. Intentare asumirla con plena conciencia de sus riesgos y con la mayor sinceridad.





jueves, 7 de mayo de 2009













Los Pioneros



Todo empezó en un viejo cafetín

Se calcula que en 1905 llegó al país un hombre de alrededor de 27 años, italiano, llamado Mario Gallo, que dirigía el coro de una compañía de opera. Nunca se sabrá por que a Gallo se le ocurrió quedarse en Buenos Aires. La compañía de ópera partió y el que seria el fundador del cine argentino se dedicó a tocar el piano en los cafés. A ellos concurrían nada menos que Enrique García Velloso, Horacio Quiroga, Belisario Roldán, Joaquín de Vedia y Martínez Cuitiño. En su "Historia del cine argentino" Domingo Di Nubila dice que alguno de ellos pudo haber escrito el libreto de "El fusilamiento de Dorrego" porque allí, del café, surgió la idea de hacer una película, la primera en la historia del cine nacional, y el comienzo de lo que luego, sólo 20 años más tarde, seria el otro Hollywood de América. Pero aquellos hombres aún no tenían idea de la importancia del hecho. La razón es simple: todavía la misma Hollywood no era la Meca del Cine y el mismo cine no había llegado a la etapa sonora.

Aquellos primeros intentos tuvieron ribetes divertidos: en la filmación de La batalla de Maipú que se realizó en los terrenos donde hoy se levanta el estadio de River, y con el concurso de los granaderos, Eliseo Gutiérrez representó a San Martín y Enrique de Rosas a O'Higgins. Pero como ninguno de los dos jamás había subido a un caballo, en el momento de darse el histórico abrazo ecuestre, se fueron al suelo.
No paró ahí la cosa, porque Enrique Serrano, que si era un buen jinete, se encargó del papel de Las Heras con tanto brío (claro, entonces era un jovencito y no el vejete picarón de las comedias junto a María Duval) que en una de las cargas de la batalla atropelló a todo el mundo. Los demás le respondieron y se armó una batalla campal, con un tendal de heridos de verdad.

Mal podían tener idea de la importancia de lo que estaban haciendo estos pioneros, si recién en 1927 es decir prácticamente veinte años más tarde, la voz de Al Jonson inundaría las salas con la primera película sonora y, coincidentemente, se fundaba la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood.

Carlos Arcidiácono, Siete Días, 1980
Breve antología de los pioneros de Aquellos Tiempos del Biógrafo
Museo Municipal del Cine Pablo C. Ducrós Hicken

















MARIO GALLO (1878-1945)
Fotógrafo, productor y director, fre­cuentó casi todos los aspectos técni­cos, comerciales y artísticos del cine en las posibilidades del medio y de la época. Nacido en Barletta (Ita­lia), desde temprana edad se dedicó al estudio de la música. Llegó a Bue­nos Aires en 1905, como maestro de coro de una compañía lírica. Posteriormente se ganó la vida como pianista, hasta que se decidió a fil­mar a instancias de su compatriota Atilio Lipizzi, en tanto se dedicaba -1908- al negocio de distribu­ción de películas extranjeras en so­ciedad con Pablo Epstein y Julián de Ajuria. Tras breve experiencia en el film documental comenzó la producción de películas con argu­mento, realizando la primera que se filmó en el país: El fusilamiento de Dorrego. Mostró predilección por los temas de carácter histórico, tal vez influido por el cine de su patria, e inició ante las cámaras a grandes fi­guras del teatro nacional de la épo­ca. Su actividad cinematográfica re­gular se prolongó aproximadamente hasta 1923. En los primeros tiempos había filmado en estudios total­mente improvisados y con precarios equipos; más tarde instaló un labo­ratorio y una galería de filmación, en la cual realizó como productor, reservándose la faz técnica exclusi­vamente, sus films de mayor ambi­ción material. La ruina económica determinó su ocaso definitivo, aun­que siguió vinculado al ambiente ci­nematográfico hasta su muerte. A lo largo de su carrera filmó numero­sos documentales y noticieros, por cuenta propia o de terceros. Falleció en Buenos Aires, pobre y olvidado.

Filmografía: El Fusilamiento de Dorrego (1908), Juan Moreira (1909), Camila O’Gorman (entre 1909 y 1913), Gϋemes y sus Gauchos , La Batalla de Maipú, La Batalla de San Lorenzo y La Creación de Himno Nacional (1910), La Revolución de Mayo (1910), Muerte Civil (1910), Tierra Baja (1912), En un Día de Gloria (1918) y En Buena Ley (1919).